miércoles, 2 de abril de 2008

MAX - Capítulo 3

No llevaba un buen día aquel martes, así que al salir de clase, me fui a mi casa.
Mi padre tenía preparada la comida y mi hermana ya estaba comiendo. Mi perro ya había salido así que sin probar bocado, cogí mi cámara de fotos y me fui a aprovechar la luz natural que aún le quedaba al día.
Siempre cargaba mi MP3 con música que me inspirara para hacer fotografías. Empecé por mi calle: delante de mi casa estaba construyendo unos edificios y, las obras de estas características me llamaban especialmente la atención por los enormes cimientos de cada planta y las inmensas grúas que los custodiaban. La canción que sonaba era Welcome to the machine de Pink Floyd y esto acabó de convencerme.
Seguí caminando y llegué hasta Plaça Catalunya, desde donde le hice una foto a Rambla d’Aragó, con todos los coches que lo concurrían.
Bajé por la calle del Antares, pues caminando se me había abierto el apetito y me apetecía un Brittish Bacon del Pans&Company del Carrer Major. Me hice con uno y salí a la calle comiéndomelo con gula y placer cuando, al girar la cabeza hacía mi izquierda, vi a Max con su madre que se acercaban dónde yo estaba.
Era tarde para esconderse, el guaperas de la clase acababa de pillarme comiéndome un Brittish Bacon de la manera más guarra posible. ¡¡Y con su madre!!
Estaba claro que ya nunca me aceptaría como nuera, pues ella iba de punto en blanco, muy elegante, con un pelo recién salido de la peluquería, un traje de chaqueta y falda de Dior (lo menos) de color blanco perla a conjunto con unos zapatos de charol blancos. ¿Complementos? Un mini bolsito negro de mano. Eso sí, un pelo rubio Barbie de pote que la hacía más de los United States si cabe.
Después de pegarle el repaso a la madre de Max, me fijé en él. En el MP3, que me había vuelto a poner para disfrutar de mi comida, ahora sonaba All The Young Dudes y el mundo se me hizo a cámara lenta. Su pelo al viento brillaba con los rayos de sol, sus ojos claros se veían enormes y su sonrisa resplandecía hacia mi.
Le veía acercarse en el halo místico que crean el Hammond y la guitarra eléctrica al principio del tema de los Mott The Hoople.
-Hola Laura ¿Cómo va?- me devolvió al mundo- ella es mi madre y ella es una chica de mi clase- dijo señalándome.
-Hola encantada- dije sin saber ni si me entendía.
Entonces se pusieron a hablar entre ellos en inglés americano muy rápido y no me enteré de nada.
-¿Te importaría acompañarme a comprar ropa y aconsejarme?- me pilló desprevenido.
-No, claro que no
Y siguió hablando con su madre, hasta que esta le plantó un par de besos en cada mejilla y me dijo adiós con la manita en un gesto súper pijo, que yo imité para quedar bien con ella pero que incluso se notó fingido.
-Gracias. Quería acompañarme a comprar ropa, pero es que me da vergüenza ir con ella…
-Ah…-dije sorprendida. Buff, pues si le daba vergüenza que le verán comprando ropa con su madre, mejor no le explicaba lo que acababa de sentir yo cuando me habían pillado Brittish en boca.
-Bueno… ¿vamos?- me soltó convencido dando un paso adelante viendo que no me movía.
Max me estaba pidiendo que le acompañara de compras. De hecho me lo había pedido ya, y yo le había dicho que sí, sin pararme a pensar y a recordar que soy infame para el shopping.
-Eh…bueno, no sé si yo te aconsejaré bien… ¿No sería mejor que lo hiciera Veruka en lugar de yo?
-¿Veruka? ¿Por qué?
-Ah, no sé, cómo es tu novia…
-¡No es mi novia!- dijo riéndose- Solo la dejo hacer… no me molesta… pero no-es-mi-novia.
Los ángeles tocaban airosos sus arpitas en el cielo: era mi oportunidad, no solo de ganarme su simpatía y tal vez su cama, sino de construir a un hombre guapo a mi gusto estético y estilo.
-Bien ¿qué necesitas comprar?¿Pantalones?¿Camisetas?¿Camisas?
-Mmhh… no sé, mirar…
-Ai nene, te veo perdido, vayamos al Springfield.
Y todos los gnomos que habitan dentro de mi cabeza se rieron malignamente al unísono, pues en ese momento yo tenía el poder…
Una vez allí, le probé, le puse y le quité toda la ropa que me parecía molona. Bueno, en realidad el que se vestía y se desvestía era él y dentro del vestidor.
Pero de forma encantadora descorría la cortina para enseñarme el nuevo modelito con un “¿te gusta?” o “¿cómo me queda?”, a lo que yo solo acertaba a pensar “estas como un queso…” y babear por dentro.
Después de largo rato de probador y paso de prendas masculinas en un cuerpo escultural, el chico solo se decidió por unos pantalones vaqueros.
Por otro lado ya había puesto los ojos en una camisa roja de leñador, de estas que son de cuadros, de textura como de franela. Se la había propuesto a Max y le quedaba de maravilla, pero él no parecía muy convencido. La camisa no era muy cara y estaba dispuesta a pagar por vérsela puesta de nuevo, así que eché un vistazo a mi cartera. Sí, mi Visa estaba ahí…
-Max, ésta te la regalo yo… Y no me digas que es horrible porque la camiseta de Bob Esponja que llevabas el viernes… eso sí era horrible.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el día que visite lleida será la monda por que me sonaran un montón de cosas de haberlas leído por aquí xD

este capítulo es más de la "vieja escuela" me parece a mi.

¿qué tal un cambio de musiquilla? creía que la ibas a cambiar por cada capitulo...

Mademoiselle Fox dijo...

No, es un leitmotiv, así que durante todos los capítulos de Max, habrá esa musiquilla. Bueno, aunque puedes proponer musiquitas y si me molan tus ideas la cambio.

Kalitro dijo...

Oiga, cada vez me siento más tentado de gritar "Mary Sue!" no me haga eso...