martes, 11 de marzo de 2008

CAPITULO 13 de la 1ª temporada (Feliz triscaidecofóbia a todos)

Lo lamento, este Crazy Creepshow llega unos días tarde. Perdonad, pero una servidora no tiene mucho tiempo y hace lo que puede… me disculpo. A pesar de todo, espero que lo disfrutéis tanto como los anteriores. (Dejad comentarios… rancios)

-Depp, depp, depp, depp…- ahí estaba Jonnhy Depp regodeándose de su apellido en un primer plano terrorífico. No podía acallar su voz… diciendo Depp, Depp, Depp continuamente.
Me desperté sobresaltada y nerviosa de una larga siesta después de comer. El jodido sonidito de Depp provenía de mi móvil que se estaba quedando sin batería. Lo cogí para enchufarlo a la corriente cuando empezó a sonar The Trooper a todo trapo.
-Tienes que cambiarte la melodía de este aparato - me dije para mi misma mientras intentaba averiguar quién era ese 973 que me estaba llamando y no conocía. Descolgué creyendo que era Juanma.
-Ei, tienes que decirme que es eso que he fumado- espeté
-Err, no tía, soy el Jesús… tengo algo muy importante que contarte- me dijo en su ya habitual tono de misterio.
-Joder, si te hago un recuento de lo que me ha pasado a mí: acabo de estar con Jonnhy Depp que no dejaba de repetir su apellido estúpidamente… ¿o lo he soñado?
-Claro que lo has soñado mamerta, no puedes haber estado con el manos-tijeras…
-Bueno… entonces ¿nos vemos? ¿Dentro de una hora en tu casa?- le dije ansiosa por contarle a alguien los últimos acontecimientos del fin de semana
-Muy bien carapene, aquí te espero.
Colgué el teléfono y lo puse a cargarse la batería mientras me adecentaba.
Me acicalé, no porqué quisiera gustarle al Jesús, pero me apetecía ir arreglada. Al fin y al cabo, aún era domingo.
Mi madre había llegado hacía rato a casa y no habíamos vuelto a hablar del tema de la Santa Teresita, que ya parecía olvidado. Me puse mi peto vaquero y me peiné a conciencia, pues competíamos en cabellera con la persona con la que había quedado.
El Jesús y yo nos conocimos una noche cualquiera. Amigos comunes de los dos nos habían concertado una cita a ciegas en La Mitjana, el bosquecillo que hay en Pardinyes. Habíamos quedado en ese lugar por la noche porque era una cita a ciegas y no teníamos que vernos las caras. Aquel día yo llegué primero y me senté en un banco a esperar a mi cita.
El sitio que elegimos era oscuro y daba miedito. Me calcé el Discman en el que había metido el Aqualung de Jethro Tull, que amedrentaba lo suficiente mi miedo y esperé. Una figura con el pelo largo se auguraba en la lejanía. Al menos sabía de mi cita a ciegas que llevaba el pelo largo. Se intuía un cuerpo fuerte bajo una camisa que llevaba abierta. Su paso se hizo cada vez más rápido y cuando llegó a mi altura, se sentó a mi lado.
-Hola ¿eres Foxy?- preguntó
-Puede ser- dije encendiéndome un cigarro como si fuera una gran diva del cine negro- ¿Con quién tengo el placer de hablar?-seguí haciéndome la interesante.
-Con Jim Henson, no te jode.
Entonces empezaron las risas, las bromas, las conyas freakis, las locuras a dos bandas, etc. En ese momento descubrimos que no follaríamos aquella noche porque se había forjado entre nosotros una amistad que duraría siglos.
Atándome las botas y prometiendo que estaría en casa para la hora de sacar a Ked’s, salí de mi casa. El Jesús vivía entonces con sus padres y su hermana en un piso en el Clot de les Granotes. Caminé por Passeig de Ronda y, sin darme cuenta, minutos después ya estaba delante del Lleida Comics de la calle Nadal Meroles. Parada de rigor.
Cuando llegué a casa del Jesús piqué al interfono y alguien me abrió. Piqué al ascensor y me senté en la escalera a esperarlo. Cuando oí que llegaba, me levanté y abrí la puerta bruscamente, como lo hacemos todos cuando no esperamos que haya nadie dentro.
Pero sí había alguien dentro. Proferí un grito-suspiro seguido de una estúpida sonrisa al darme cuenta de que conocía a los pobladores del ascensor: eran el Eloy y el Turmo que bajaban de devolverle unas cosas al Jesús.
Después del susto y de lo ridícula que me sentía, me metí en el ascensor de forma fugaz, sin ni siquiera despedirme.
-Artisteee, que passe?- me recibió mi colega como es habitual.
-¿Qué haces en el rellano?- le pregunté
-No, hoy vamos a ir al trastero a hablar. Además, voy a prestarte los Sláines.
Así pues, subimos hasta el último piso y tras un tramo de escaleras, llegamos a un pasillo que daba un mal rollo terrible. Este se bifurcaba en diversas puertas que pertenecían a trasteros de la gente.
-Mmm… señor cimmerio, ¿esta usted seguro de que no hay nadie enterrado en alguno de estos mini-cuartitos? – fue lo primero que pensé y que, obviamente dije.
-Pues no estoy seguro, no… pero eso me hace sentir más vivo
-¿Pensar que hay muertos aquí arriba te da vitalidad?
-No joder, no me entiendes. Me refiero a que si los hubiera sería un subidón de adrenalina increíble pero, como seguramente no los haya, prefiero pensar que sí los hay y no averiguarlo.
-No te he entendido muy bien… ¿Por la intriga de no saber si los hay o no?
Suspiró como hartándose de mis preguntitas de mierda. Esas preguntas no son aptas para los domingos. Entonces abrió la puerta. Lo que allí había superaba mis expectativas, y de que manera: dentro del mini-cuartito estaba el patrimonio bibliográfico y artístico de mi bárbaro amigo. Comics, libros, Creepy’s, El Víbora, Cimoc’s, Alan Moore… Se me caía la baba
-No me toques nada… yo te lo daré- y diciendo esto me invito a entrar.
Entré con las manos metidas dentro del peto y mirando maravillada las cajas por encima.
-Era una broma… puedes tocar y mirar lo que te de la gana.
Suspiré aliviada mientras el Jesús me cedía una silla a modo de silla. Sacó entonces siete cómics en formato pequeñito (creo que de Norma Editorial, pero no lo recuerdo bien). Dos del septeto eran en blanco y negro y, el resto era puro arte la mano de Simon Bisley. Las portadas me fascinaron: eran los cómics de Sláine!
-Llévatelos, léetelos y devuélvemelos cuanto antes- me advirtió
-Sí, claro… -dije abrazando los tomos- Bueno, y cuéntame…
El Jesús, como Oggie Doggie, no dijo nada: se subió el bajo de los pantalones y me enseñó los tobillos. Le miré los pies y luego a la cara…
-¿Qué?
-¿No ves nada raro?- dijo como ofendido de que ignorara que era lo que pasaba- ¡Llevo los calcetines diferentes!
-¿Porqué?
-Es una larga historia…-y empezó a narrarme su situación.

5 comentarios:

Alstan dijo...

Mamerta... cuanto tiempo sin oir esa palabra.
Parece ser que esta semana has introducido el factor suspense. Bueno, al menos no tendre que esperar 7 dias para ver como continua la historia.

Saludillos

Anónimo dijo...

Me encanta Johnny Deep, yo también sueño con él, pero haciendo otras cosas... (no mal penséis cerdos, sueño que estoy en la fabrica de chocolate y me lo como todo…las golosinas digo)

Kalitro dijo...

Curioso los tags. La portada de Aqualung (y por lo tanto el personaje) siempre me ha recordado tela a Alan Moore.

Mademoiselle Fox dijo...

No lleva uñus el vagabundo del inframundo de Aqualung...¬¬
De todas maneras, gracias a todos por escribir. Vuestro interés hace que a veces me sienta algo menos palurda.
(nisha... ¿nos conocemos?)

Anónimo dijo...

Solamente nos conocemos de vista, nunca hemos hablamos ni nada.
Encontré tu blog de casualidad y empecé a leerlo, me gustó, y pasado un tiempo vi tu foto y te reconocí, jeje.