lunes, 3 de marzo de 2008

CAPÍTULO 12 de la 1ª temporada

Cuando llegué a mi portal, Brunny ya estaba allí. Llevaba un pasamontañas negros que le cubría toda la cara y que supuse que se lo había puesto para no mostrar la urticaria.
-¿Tienes súper-poderes o qué?
Brunny se encogió de brazos. Palpé mis bolsillos.
-Mierda, no llevo llaves – no podía subir a casa, of course. Al ponerme la ropa de vestir me las había dejado en mi chaqueta habitual.
-Mhmf, mumfh, mmmffhhhfm – dijo Brunny.
-¿No puedes hablar? Destápate un poco Kenny, que no te oigo una mierda.
Brunny se quitó el pasamontañas de la boca y dijo:
-Da igual, no tienes que subir, vamos a casa de Juanma.
Tenía razón, no tenía porque subir a mi casa. Dirigimos nuestros pasos a Los Bloques. Yo tenía una motivación por ir a casa de Juanma, que era la de entender el porqué de mis alucinaciones, pero a Brunny también la embargaba una motivación especial, aunque no sabía entender porqué.
Al llegar a la zona, vimos el grafiti que estaba cerca del portal de Juanma y que nos servía como indicativo para llegar a nuestro destino.
Algún graciosillo había pintado un pito goteando sobre el grafiti y Brunny se puso a reír bajo su pasamontañas.
La puerta del bloque de Juanma estaba abierta. Aún así, piqué al timbre del interfono. No hubo respuesta. Recordaba que el interfono se oía poco, pero se oía. Tal vez se hubiera estropeado del todo en un par de días.
Al cabo de un rato de espera nos decidimos a subir.
AL llegar al cuarto piso me vi muerta de cansancio. Brunny en cambio, parecía tener muchas ganas de volver a ver a la abuela Eutanasia.
Fue ella quién pico al timbre. AL otro lado de la puerta, alguien miraba por la mirilla. Pudimos oírlo. Brunny volvió a picar. Otra vez el ruido de la mirilla que daba un muy mal rollito.
-¿Eustaquia? ¿Esta usted ahí?
La puerta se abrió tras los interrogantes y la pregunta quedó contestada: la abuela Eustaquia sí estaba allí. Y en un camisón terrorífico!!
-Perdone señora Eustaquia, ¿la hemos molestado? –dije mirándome el reloj. Solo eran las once menos cuarto de un domingo por la mañana, no habíamos pensado en que podían estar durmiendo.
-No majas, pasad, pasad…- nos invitó a entrar siniestramente - ¿Qué queréis venderme: aparatos de hidromasaje para pies, un colchón, un lote, una pata de jamón serrano, cosméticos?- sentenció cerrando la puerta tras nosotras.
Brunny me miró con cara de extrañada y con los ojos (que era lo único visible que tenía con el pasamontañas), me empujaba a hablar con la con la abuela Eutanasia.
-Veníamos a ver a Juanma – le dije mientras ella pasaba delante por el pasillo. Aproveché que nos daba la espalda para indicarle gestualmente a mi amiga que se quitara el pasamontañas. Ella negó con la cabeza.
-Juanma no esta- Sale de fiesta los sábados y luego va a comer churros o desayunar con sus amigos, ya sabéis, esta juventud que nunca se cansa… - se excusó mirando a Brunny que llevaba una pinta de ladrona o tía chunga de lo más out.
-¿Cuándo podremos encontrarle?- ya tenía ganas de huir de allí.
-Pues vendrá dentro de un rato supongo. Pero sentaos muchachas, sentaos- dijo quitando los cojines cutres del sofá con ese tonillo siniestro que tanto me inquietaba.
Tiré de la manga de Brunny pero no pude evitar que se sentara. No me quedó más remedio que seguirle el juego. Entonces tomó la iniciativa y se quitó el pasamontañas.
La señora Eutanasia se asustó de su visión con un solo ojo.
-Ai bonita, yo tengo una solución para eso.
-¿De verdad? – Brunny no cabía en si de gozo e incluso se le iluminó la cara.
-Esperadme aquí- y diciendo esto se perdió en la oscuridad del pasillo. La oímos trastear por armarios y tras unos “aquí no” y “aquí tampoco”, volvió al comedor con un tarrito de paté, rellenado con una pasta verdosa que parecía potito de verduras selectas.
-Mira, tienes que ponerte esto durante una semana, por la mañana y a media tarde. Ah, y eso sí, que te dé el aire lo menos posible durante esa semana.
Brunny asintió y le agradeció a la abuela el remedio. Yo no estaba muy convencida de aquel potaje, pero si mi amiga estaba decidida a seguir el consejo de Eutanasia, yo no podía impedirlo.
-Bueno Eustaquia, dígale a su nieto que Foxy ha estado aquí, y que me llame cuando llegue.
-Foxy sí, ven, acércate.
A mí la abuela Eutanasia seguía dándome un miedo terrible y, me hice una imagen mental de mi acercamiento hacía ella, seguido de una mordedura mortal por parte de su dentadura postiza.
Al ver que no me acercaba, la megaputaza de Brunny me dio un empujoncito con el hombro.
-Muy pronto encontraras el amor…
Y se quedó callada.
-Perdone señora, creo que se equivoca. Ese presagio era para ella no para mí – dije señalando a mi amiga.
Los ojos de Brunny se habían iluminado y volvían a ser la única parte visible de su cara, ya que había vuelto a ponerse el pasamontañas.
Eutanasia seguía sin responder
-Señora ¿se ha quedado en trance?
-No tía, se ha quedado dormida – dijo Brunny decepcionada – No la molestemos más. Deja un Post-It para Juanma en su habitación y dejemos descansar a la pobre mujer.
La opción me pareció sensata y, mientras oía roncar a Eutanasia, mi amiga cogió el tarrito y yo redacté una notita para Juan que ponía “Tenemos que hablar. Es sobre el costo. Foxy”.
Salimos del piso sin hacer ruido y, al llegar al portal, Brunny me dijo que se iba a casa a aplicarse la loción y a seguir con el consejo de la abuela de Juanma.
Con esa situación, no me quedaba otra que irme a mi casa y ver si había vuelto mi madre y si estaba sana y salva. Al fin y al cabo, la había dejado en la iglesia con el Padre Cavan y un centenar y medio de zombies.

3 comentarios:

Mademoiselle Fox dijo...

Lo siento queridos, es lunes ya. No he podido llegar antes... Bueno, espero que disfrutéis el capítulo igualmente. Se de uno (borja) que se alegrará.

Kalitro dijo...

La historia está bien, pero se nota que lo has redactado con prisillas.

Mademoiselle Fox dijo...

Mmm... sí, cada día tengo menos tiempo. Pero todo sea por el arte. Por cierto, agradeceria que no denotaras publicamente mis precarias condiciones de escritura. Tú sabes que lo he redactado con prisas, la otra mitad de los que lo leen, no lo saben... y tal vez no lo noten si mantienes tus palabras en las ventanitas del Msn :)