domingo, 30 de diciembre de 2007

CAPÍTULO 3 de la 1ª temporada

Cuando llegué a mi casa, me encontré sobre la cama la caja del cd de la BSO de Blade Runner. Abrí la caja, pero allí el cd no estaba.
-Silviaaaaaa- grité mientras dejaba mis cosas y la pintura en la habitación.
-Guau, guau- contestó mi perro.
- Hostia tía, ¡si que has cambiado!
Me puse a jugar con mi perro un ratito. Ked’s era un can raro. Un Schanuzer miniatura, que más se asemejaba a un gato que a un perro, en lo que a hábitos se refiere. Le gustaba dormir en el sofá mientras alguien de la familia hacía la siesta, o acostarse en la cama de la gente enferma.
Ked’s era y es, la alegría de la casa siempre. Es escandaloso, eso sí. Siempre que entra alguien en casa, se pone a ladrar como un poseso, basta con que le toques la cabeza y dejes que te huela para que se calme.
-¿Qué quieres? – apareció mi hermana por la puerta.
-¿Tienes tu el cd de la BSO de Blade Runner?
-Mmmhh, sí. ¿Lo necesitas ahora?
-No, pero lo quiero en mi caja cuando termines.
Silvia, que es mi hermana pequeña, tenía la manía de cogerme cd’s y no devolverlos nunca a su sitio. Simplemente, los amontonaba en su bobina de cd’s vírgenes y al cabo de los años, los encontrabas sosteniendo una estantería o dentro de un cajón.
Mi padre nos dijo que ya estaba lista la comido, así que fuimos a la cocina y nos zampamos un plato de espaguetis con carne picada y tomate. Silvia y yo jugábamos con la comida al más puro estilo Miércoles de la Familia Adams. Ella enroscaba algunos espaguetis en el tenedor y decía “Ecs, venas de hemofílico” y yo cogía carne picada con tomate y decía “Sesos de Troll”. Y así pasábamos nuestras comidas mientras Fernando Schwarz y Ana García-Siñeríz tertuliaban en Lo+Plus.
Después de comer los espaguetis, me di el gustazo del último Ferrero Rocher de la caja. Fui a mi habitación y encontré que mi cd de Blade Runner ya estaba en su caja. Lo cogí y lo puse en mi Discman (sí, aún usaba de eso), disponiéndome a sacar a mi perro.
Siempre que sale de casa, monta un escándalo inmenso. Creo que tiene delirios de grandeza y se cree que a todo el barrio le interesa el hecho de que él salga de casa a hacer sus necesidades. Total, que bajamos a un paseo con arboles que hay al lado de mi casa. Le solté la correa, cogí el reproductor de cd, busqué la Pista 3 y le di al Play.
One more kiss dear, one more sigh… Only this dear, it’s goodbye… for our love is such pain and such pleasure… and I’ll treasure ‘till I die… So for now, dear, au revoire madame… but I’m how-dye… not farewell… For in time we may have a loves glory… our love story to tell…
Me había puesto a cantar como una tonta por la calle, como si fuera la protagonista de un musical o estuviera rodando un video-clip. Cuando me quise dar cuenta, no encontraba a mi perro… Entonces hice lo que siempre hago cuando no le veo: le di unos golpecitos a la correa.
Ked’s no aparecía. Pense “Mierda” y acto seguido, me puse a dar voces en modo interrogativo:
-Ked’s, Keshito… Me voy ¿eh?
Mi perro seguía sin aparecer y, cuando ya empezaba a preocuparme, su cabecita negra asomó por la esquina. Le abracé y me llenó de barro de babas, pues el tío había estado oliendo el suelo de mala manera.
Llamé a Brunny después de sacar a Ked’s. Hacía apenas dos horas que nos habíamos visto y a la tía le había dado tiempo de mear seis veces, comerse unos macarrones gratinados y ver el principio del primer capitulo de Quantum Leap. Y aún después de todo eso ¡la desperté de su siesta!
Decidimos que la pasaría a buscar por casa, aunque no tenía ni idea de lo que iba a pasar allí.
En casa de Brunny nunca pasan cosas normales. No me refiero a que se muevan vasos y sillas o que se trate de algún tipo extraño de Poltergeist.
Veréis, Brunny vive en un piso cedido por La Paeria en un proyecto para estudiantes extranjeros. Ella llegó de un lugar que no sé pronunciar, pero que debe de estar cerca de Krakosia. Hace ya años que vive en Lleida. Creo que la beca de la que formaba parte es la más larga existente, sino, no me lo explico.
El piso solía estar habitado por otros estudiantes extranjeros con los cuales Brunny compartía su casa. Pero parecía que todos los que iban a dar allí, eran un poco “raritos”.
Cogí algo de dinero y salí. Crucé el camino de mi casa hasta Paseo de Ronda y después seguí este hasta cruzar el río. Antes, en el río Segre podías ver en el agua, un carro roído del PRYCA, pero ahora, raramente se veía, solo en algunas noches de luna llena.
Brunny vivía al lado del Campus de la UdL en Cappont. Cuando llegué a su portal, llamé al timbre. La voz de un chico con cierto acento indio contestó al otro lado. Por un momento pensé que me había equivocado de piso y fui hasta el cartel de la calle para volver a mirar el nombre. Cuando me cercioré volví a picar. La misma voz de indio al otro lado cantaba…
-Kalluri Vaanil, kayndha nilaavo….
-Sí, ¿Brunny?
Oí unos ruidazos por el interfono que me asustaron un poco…
-Sube
Y subí. Subí sin saber si era allí donde vivía mi amiga realmente. Cuando me abrieron la puerta, pude ver al hindú coronado con un turbante de un azul turquesa relampagueante y horrible. Me hizo un gesto muy majestuoso para que pasara adentro. Yo pensé “¿Dónde te has metido?”.
El chico me hacía gestos muy extraños con manos y cadera, señalándome una dirección. Seguí sus instrucciones y se abrió una puerta…
-Ei, Foxy, no había oído el timbre…- me dijo Brunny perezosamente- Ven, pasa a mi habitación.
La habitación de Brunny era muy minimal. Casi todo era del Ikea. Alguna vez le había pillado el catalogo en el cuarto de baño.
-¿Qué coño es todo esto?- le dije una vez dentro.
-Verás, ejem, es algo extraño. Sí, ya sé que muchas de las cosas que pasan aquí son extrañas. Se ha corrido el rumor entre los inquilinos, de que el que llegue nuevo, tiene que decorar la casa conforme su estilo de vida, su país, ya sabes, multiculturalidad. Dicen que fui yo la que lo propuso… no sé.
-Ya… bueno, adecéntate un poco que vamos a por las telas.
-¿Tienes papel?
-¡No! Gracias por recordármelo. ¿Qué haría yo sin ti?
-No, me refería a que si tienes papel del Wc, necesito ir a mear.
Brunny no necesitaba mucho tiempo para arreglarse. Se repeinaba un poco, un par de clips con una trenza, desodorante y, algo muy extraño que hacía siempre antes de salir de casa: se cambiaba de calcetines.
Salimos a la calle y dirigimos nuestros pasos a Teixits Alzamora, en la calle Prat de la Riba.

6 comentarios:

Mademoiselle Fox dijo...

Queridos mios,
me ha costado sudor y mocos actualizar hoy, así que disfrutad de la entrada y dejad muchos comentarios, o me veré obligada a pegaros la gripe.
Ahí queda eso!

Anónimo dijo...

Yo la gripe ya la tengo.

Qué nostalgia me ha hecho sentir el fragmento en el que se cita a Miércoles Addams...

Uno de los grandes personajes de mi infancia

Kalitro dijo...

¡Eh, un momento! En ese texto hay al menos dos cosas que son falsas. ¡Es usted una farsante! ¡FARSANTE!

Noktus dijo...

Me encanta que se señalen direcciones con golpes de cadera xD.

Anónimo dijo...

woh!!
un hindú...COMO MOLA!!! seguro q es medio mago adicto a matar gente con arsenico...hmm porqé mola tanto el arsenico? y el cianuro? y los venenos en general?....quien sabe, misterios inexplicables....



bueno, adelante con la historia!!

Alstan dijo...

Porque el veneno en el fondo es como hacer un cubata. Se trata de una mezcla para dar más sabor al brebaje (me encanta esta palabra). Además como manera de matar es limpia y al asesino le da un toque de clase. Es casi como poético