domingo, 24 de febrero de 2008

CAPITULO 11 de la 1ª temporada

Muahaha, queridos lectores y lectrices. Ya pensabais que no habría Crazy Creepshow ¿eh? Bueno, con algo de retraso (unas horitas, no hay ser tan exigente que acabo de llegar de Vitoria y venía escribiendo en el bus), pero al menos hay historia.
Este capitulo va dedicado a Mr. Charlie Virgili, por todo lo que él significa para mi.

-Tú-tutururú, titi, turitutitu, panananaw…. (leer esto con la musiquieta del The Trooper de Iron Maiden).
Alargué el brazo y cogí el teléfono. Leí BRUNNY. ¿Le habría pasado algo ayer de camino a casa? ¿La habría llamado ya Nok? Por mucho sueño que tuviera, le cogí la llamada.
-Joder tía, son las jodidas nueve de la mañana. ¡Es domingo!
Silencio al otro lado.
-¿Estás bien? ¿Estás al otro lado de la línea o estoy hablando sola?
EL silencio seguía habitando tras mis palabras. Asustada, fui apartándome el aparto del oído y lo miré de reojo.
-Ai, que tonta, pero si le he rechazado la llamada en lugar de descolgar…-me dije a mi misma.
Mi madre empezó a nombrarme interrogativamente desde la cocina y a preguntarme con quien hablaba.
-Nada mamá, conmigo misma.
-Espero que no estés al teléfono, que la factura que llegó el mes pasado…
Esa frase me cortó a la hora de llamar a Brunny
-Ya que estas despierta… ¿porqué no vienes a misa?
¿Por qué no? Nunca había experimentado una resaca en la iglesia y, estaba segura de que era una muy buena terapia. Ya llamaría a Brunny más tarde.
Me vestí, ni muy bien ni muy mal, más bien con mi indumentaria habitual y, tras la reprimenda de mi madre, me cambié de ropa mientras ella salía de casa. Ya la pillaría por el camino pero… ¿qué camino de todos los que había? Daba igual, llegaría tarde a la misa.
Me di toda la prisa que pude y salí de casa en dirección a la iglesia de Santa Teresita del Nen Jesús, en la Plaça de les Missions.
Como novia soltera que corre a la iglesia a contraer matrimonio, en una carrera de cinco minutos me planté ante las puertas del edificio. Me sentía como Viggo Mortensen en la imagen en la que abre las puertas de Rohan (creo) con sus pintas de montaraz. Mis pintas no eran mucho mejores, pensé. Pero yo, a diferencia de Aragorn, no encontraría todo un ejercito de apetecibles soldados al otro lado…
Lo que vi al cruzar las puertas me produjo una sensación única. No porque experimentara un éxtasis divino o una visión mística con leve crisis de volver a tener fe.
Lo que recibí al otro lado del umbral fue un bautizo de miradas católicas y practicantes. “Oh, Dios Mío”, pensé cuando me di cuenta de que hasta el cura había parado su sermón o su salmo. Luego rechacé la premisa que el cerebro había procesado y no llegué a decir en aquel lugar, pues se ve que no esta bien nombrar a Dios y menos en la casa del Señor. Pero no voy a ponerme a disertar sobre teología.
La típica Marcha Fúnebre se me presentaba en la cabeza con cada paso que daba, ya que pasaba por un lateral de la iglesia a un ritmo más que lúgubre para no hacer ruido y no estorbar a los feligreses.
Como Marco, yo también buscaba a mi madre desesperadamente. Mi mirada peinaba el panorama rastreando. Ahora ya no me sentía Marco, me sentía más Terminator aunque, como no llevaba las gafas de lejos, no veía un pijo. Por fin la vi, allí sentadita en la tercera fila de los bancos del lateral izquierdo.
Me senté a su lado pero pareció no verme, así que me apalanqué. Tenía resaca y había ido a aquel sitio a relajarme. EL lugar donde me había sentado me situaba lo más lejos posible del cura. Entonces, mirando al cura me di cuenta: no era el Pare Pere, era el Padre Cavan [El de la manita, del medio(ref. El día de la bestia)]. ¿Qué cojones hacía allí el puto Padre Cavan. Estaba predicando no sé que sobre una profecía y una plaga:
-Y la plaga llegará y se llevará a todos los pecadores para dejar el mundo sembrado de paz y fe, libre de herejes y de mal.
El Pare Pere era el párroco habitual de la iglesia de Santa Teresita. Era un buen tío, no lo veía yo de resaca un domingo, así que le pregunté a mi madre:
-Mamá ¿qué le ha pasado al Pare Pere?
-Tiene indigestión de gambas, me han dicho- susurró. A mi madre no la ganaba nadie en cotilleos. Bueno, tal vez yo.
Me quedé pensativa. Había oído la palabra gamba alguna otra vez ya en ese fin de semana, aunque no lo recordaba muy bien.
Mientras pensaba, me fijé en la gente que concurría la iglesia: una abuelita con el pelo blanco y unas ojeras enormes que sostenía el cantoral con manos temblorosas, dos niñas monísimas con sus padres que calzaban unas ojeras azuladas que colgaban casi hasta el suelo, pero también divinos, un hombre pelirrojo de mediana edad con gafitas y unas colosales ojeras lilosas, una pareja de abuelitos que no se habían quitado los abrigos y que constituían dos pares de llamativas ojeras más….
¿Por qué todo el mundo tenía ojeras? Empezaron a cantar “Sant, Sant, Sant es el Senyor…” con voces de ultratumba, de forma asonante e infernal. La cosa daba mucho miedito, aunque no lo creáis: imaginaros a cinto cincuenta católicos con ojeras y pintas de zombis, intentando entonar desafinados canticos dentro de una iglesia que, por luminosa que sea, siempre da algo de canguelo con las figuritas de santos con los ojos de cristal.
- Y podremos ver a nuestro Señor tras la purificación de nuestro espíritu y nuestro cuerpo. Por eso, voy a ofrecerles el cuerpo de Cristo y la Sangre mejor me la bebo yo, no vaya a sentarles mal… Cantemos al Señor una vez más.
No cabrón, pensé. Pero el Padre Cavan es un hijoputa con acento italianado fingido y una perilla de chivo. Con esa cara de disfrute, ese acento, la sonrisa Profident en el gesto… parecía el mismísimo Satán. Levantó los brazos como si fuera un director de orquestra o un chamán y la calaña de zombis que me rodeaban, parecían llegar a tocar la luz divina con sus ojos, ya que mirando hacía arriba les daban los rayos de sol en plena cara.
Era un espectáculo bizarro. Los zombis se agolpaban en filas caminando lentamente como en procesión. Volvió a sonar la Marcha Fúnebre en mi cabeza y esta vez me tapé los oídos por si alguien más podía oírlo.
-¿Qué haces? –me dijo mi querida madre que acto seguido me cogió del brazo en dirección a una de las filas que se habían hecho para tomar el cuerpo de Cristo.
Intenté resistirme. Estábamos rodeadas e incluso pude palpar los nervios de mi madre que también se percataba de que la gente tenía un look algo extraño ese día.
Paso a paso, muy lentamente, estábamos ya al lado del altar casi sin darnos cuenta cuando…
-Tú-tutururú, titi, turitutitu, panananaw, tú-tutururú, titi, turitutitu, panananaw….
El sonido provenía de mi bolsillo y se expandía por todo el templo. Era Brunny otra vez, no me había acordado de silencia el móvil y me estaba llamando.
Mi madre me regaló una mirada asesina y el Padre Cavan me señaló:
-¿Eso es Heavy Metal?
-Los Maiden…-contesté apurada
-Eso es música satánica, fuera de la iglesia-gritó señalando la puerta como si fuera un rey omnipotente.
Me dispuse a salir corriendo cuando Cavan me cogió del hombro. Estuve apunto de proferir uno de mis gritos de Diva de la Hammer, pero la que me podía caer luego en casa si lo hacía…. De hecho ya iba a caerme una gorda a manos de mi madre por el incidente del móvil.
-Grábame el disco y déjalo en el buzón de la parroquia cuando puedas, gracias –me dijo el Padre Cavan por lo bajini.
Y entonces sí, salí corriendo.
-Me has pillado en misa, lo siento.
-¿Qué? Te has fumado otro porro sin mi ¿no?
-No joder, no estoy flipando. ¿O tal vez si? Mira tía, no sé que pasa pero me ocurren cosas muy, muy, muy extrañas incluso para ser yo. Puede ser que sea por el porro, la menstruación, no lo sé, la cosa es qué…
-Bien, cállate. Lo mío es mucho peor. Mis compañeros de piso, alguno de ellos, no preguntes quién que no lo sé, ha comprado ambientador de pino del Lidl y no he podido dormir en toda la noche.
-¿Por el olor?
-No tía, no. Me ha salido una especie de urticaria en la puta cara.
-Mierda, la pintura de la pancarta, es verdad ¿Cómo estas?
-Jodida, te lo acabo de decir: UR-TI-CA-RIA
Mientras Brunny me explicaba lo de sus picores y granitos, fui caminando por la Plaça de les Missions y calles colindantes. Brunny ya había cambiado de tema al otro lado del teléfono y me preguntaba que si había algún plan por la tarde.
Me quedé callada pero no pensando: aquello había llegado a un punto surrealista y lo que estaba viendo con mis ojos era una alucinación en toda regla, seguramente causada por los estupefacientes.
-¿Foxy, are you there?
-Sí… esta tarde el plan es ir a ver a Juanma y que me explique que dojones me ha vendido para fumar. Vente a mi casa cuanto antes.

6 comentarios:

Alstan dijo...

Interesante personaje el Padre Cavan. Enhorabuena acabas de encontrar un filón.

espero volverlo a ver. Y tambien a Leslie... y a Houdini.

Kalitro dijo...

Empiezo a notar un regusto a referencias forzadas, oye.

Y sí, entra en el Palacio Dorado de Rohan.

Mademoiselle Fox dijo...

¿Forzadas? ¡En absoluto! Mucha gente que ha visto El Día de la Bestia no recuerda a Armando de Razza haciendo de Padre Cavan, creeme.
Ah, y gracias por aclarar lo de las puertas de Rohan.
[Pongo las referencias por si alguien no sabe de que va la cosa y tal... que conste]

Anónimo dijo...

Jaja, divertido este capitulo... Por cierto, una vez me paré a observar la puerta de la Iglesia y creo recordar que en realidad es Santa Teresina, aunque todo el mundo la llama Teresita...

Mademoiselle Fox dijo...

No os recuerdan los colores del blog a un puto petit suisse de fresa y platano?
Ojo como va la Foxy... madre mia...
Va por los ciegos!

Anónimo dijo...

Los ciegos te saludan... El padre cavan es lo mas grande que ha existido y existirá jamás. Ah no que esta eres tu.