domingo, 10 de febrero de 2008

CAPÍTULO 9 de la 1ª temproada

-Bueno, pues que se le va a hacer, que le den, la habrán recogido los servicios de limpieza de La Paeria- estaba harta de misterios y cosas raras- ¿Te parece si nos olvidamos de los incidentes de hoy y nos vamos a hacer un par de Sangres de Heavy al Trivial?
-Foxy, llevo la cara pintada como si de un Corpse Paint se tratara… no me pidas que me olvide los incidentes de hoy-se indignó
-Vale, pues no lo olvides, pero vamos a pasarlo bien- y diciendo eso, fuimos subiendo hasta la Plaza Cervantes para adentrarnos en el Casco Antiguo de Lleida.
La noche transcurrió tranquila. Al llegar al Trivial pudimos ver que había algunos siniestrillos con las caras pintadas. Así pues, Brunny no tendría que preocuparse por como llevaba el jeto, pues nadie la miraría de manera más extraña que a aquellos que estaban sentados en una de las mesas del piso de abajo.
Pese a conocer a más de la mitad de la gente que concurría el ambiente, no saludamos a nadie. Fuimos directamente a la barra sorteando a la gente que estaba motivadísima jugando al futbolín mientras otros miraban. Cuando por fin llegamos a nuestro destino (la barra del bar, of course), Brunny le pegó un pequeño codazo a alguien para hacerse sitio y pedir.
-Hombre, otra vez vosotras…- nos dijo Nok mientras se giraba
-Perdón… -se disculpó Brunny con más timidez de la que podía albergar
-Mola tu Corpse Paint…- la animó el chico al verla un poco avergonzada
-Y bien… ¿Qué haces aquí?- me pusé en plan Mata Hari
-Pues estaba esperando a una persona…
-Ah, bien, pues te dejamos esperando Nok- corté por lo sano- Era Nok ¿no?
Afirmó con la cabeza y aproveché que se había girado hacía nosotras para meterme en un huequito que quedaba libre y pedir:
-Ei, dos Sangres de Heavy por aquí
Cuando por fin me las sirvieron (que tardaron lo suyo porque el antro estaba repleto), subimos a la parte de arriba del Trivial. La parte superior del bar, forma como una terracita desde la que podíamos tener controlada a la multitud y ese era mi modo de indagar sobre las amistades y relaciones personales de la gente del lugar. Podías ver como aquella pareja se morreaba en un rincón sin perder de vista al otro de las rastas o al heavy que se pasaba la noche cantando en el último taburete de la barra.
Cogimos uno de los mejores sitios y nos apalancamos para sorber el líquido que colmaba nuestras jarras. No saqué la piedra de costo, pero empecé a pedirle papel a Brunny del que había gorroneado esa tarde en la manifestación. La llamé varias veces e incluso le pasé la mano por delante de la cara, pero la tia parecía absorta en algo.
Imaginé que estaría mirando a alguien o divagando mentalmente sobre alguna cosa poco trascendente que para ella tenía mucho significado. Seguí bebiendo de mi jarra y dejé pasar un rato.
Al poco abrió la boca como para decir algo. Yo ya me olía una declaración de sentimientos por su parte pero, la muy perra, no soltó ni una sola palabra sobre lo que estaba pensando. Se quedó, sin más, mirando al infinito y me dijo:
-Hazte un porro ¿no?
Saqué el material de mis bolsillos y me dispuse a liarme un canutillo. En la zona de Los Vinos de Lleida, se puede fumar porros en casi todos los garitos. Bueno, al menos, antes se podía. Quemé el costo, hice una boquilla con el extremo de un cigarro y saqué el resto de tabaco del cilindro nicotinado. Le pedí a Brunny otra vez, que sacara uno de los papeles para liar. Terminé de aliñar el acto prensándolo bien todo y lo encendí. Recordé el sabor de la marihuana, mucho mejor que el del costo, pero que no podía conseguirse con la misma facilidad. Eché de menos las bolsas de hierba que acostumbraba a tener antes de reserva en el cajón de mi escritorio. Le pasé el porro a amiga, que después de darle unos cuantos tiros, me lo devolvió.
Entonces, pareció henchirse de valor, desabrochó un poco la cremallera de su chaqueta y terminó su jarra. Después de esto, se levanto de la mesa bajo mi mirada perpleja, me dijo “ahora vuelvo” y se marchó.
Al principio creí que habría ido a mear, ya que se había terminado la Sangre de Heavy en prácticamente cuatro sorbos, pero a la que llevaba un cuarto de hora esperándola, me asomé por el balconcito que me mostraba la flora y la fauna del Trivial. La divisé entonces sentada en el taburete que había contiguo al de Nok y les vi hablando. Pensé que tal vez el porro la hubiera ayudado a nutrirse del valor necesario como para entrarle a aquel chico que, obviamente, le gustaba.
El plan era entonces dejar disfrutar a Brunny de su nuevo amigo mientras yo recordaba el sabor de la marihuana teniendo en el bolsillo una piedra de costo. Era inútil quedarse allí sentada mirando al personal: había terminado mi jarra y me moría por una calada de hierba. Con estas conclusiones, no pude hacer otra cosa que levantarme y salir del Trivial diciéndole a mi amiga, que si me necesitaba, que me llamara.
Al salir a la calle, noté el viento en mi cara y como una heroína de cuento, me alisté en las cruzadas por la búsqueda de la Santa Hierba.

8 comentarios:

Kalitro dijo...

Ah, ahora sí que deja claro que hablamos de Lleida.

Eso, y panopticon.

Mademoiselle Fox dijo...

¿panopticon?
No sé que cojones es eso.
Bueno, lamento haber bajado del nivel en este último capitulo. Perdonenme pero Crazy Creepshow ya es insalvable.

Anónimo dijo...

Hazlo por tus seguidores wapa. Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad.
Y piensa que así me alegras estos domingos de aplastante resaca ajajajaja.

Alstan dijo...

In Foxy we trust

Que-lo-se-pas

Anónimo dijo...

Insalvable?

Anónimo dijo...

Llarguet però m'he posat al dia.

Au, pel que veig no sóc l'únic que s'ha vist "Zeburaaman" del Miike, dolenta de collons però per fer-se un fart de riure.

Ja espero la propera entrega ;-)


Eric Draven

Anónimo dijo...

El trivial... hace tanto que no voy... habrá cambiado en los últimos ocho años que hace que no lo piso? supongo que no...

Mademoiselle Fox dijo...

nisha, pues si que ha cambiado en ocho años. Ahora han puesto las paredes recubiertas de madera y algunos cuadros de dinosaurios del rock. El futbolín sigue estando abajo, en su sitio, la barra tambien, y la parte de arriba con sus pintajos punkies y sus bancos desastrados, siguen igual. Almenos la parte de arriba se conserva...
Aunque ahora, salir por la zona de Los Vinos en Lleida... Antes siempre te encontrabas con alguien conocido... ahora... ahora todo es nostalgia. Gracias por el comentario. Gracias a todos.