lunes, 19 de mayo de 2008

MAX - Capítulo 10

Nos sentamos a degustar el desayuno los tres juntos. Tenía una sensación extraña en el cuerpo, como si al saber que el tipo que me gustaba era un licántropo se hubieran desvanecido todas las esperanzas sexuales y hormonales que esperaba satisfacer con él.

En un solo instante Max había dejado de ser atractivo para mi, para convertirse en una criatura a la que tenía que ayudar.

-¿Lo saben tus padres?-pregunté

-Sí... por eso, cada vez que hay luna llena, se largan

-Y.. ¿qué piensas hacer?- se aventuró el Máster

-Pues... lo mismo de siempre: comerme conejos y ratas varias y seguir con mi vida

-No puedes quedarte en Lleida

Aquella última frase me salió del fondo de las entrañas. La amenaza de un hombre-lobo en mi ciudad me parecía demasiado sacrificio.

-Pues tendremos que buscarle un sitio...- propuso mi amigo.

Max nos miraba atónito, como si no pudiera creer lo que estábamos diciendo. Intento articular palabras, pero de su boca solo surgieron balbuceos.

-Yo puedo vivir donde quiera y como quiera...

-Lo dudo mucho compañero. Ser un licantropo no ayuda en el hecho de que puedas hacer una vida normal...- le aclaró el Máster

-Cállate, estoy pensando... ¿te acuerdas de La noche de Walpurgis?

-No tengo ni idea de lo que me hablas

-Sí hombre, esa película de serie B de León Klimovsky

Mis dos acompañantes me miraron en forma de interrogante. Luego se miraron entre ellos, como intentando escrutar el uno en el otro de que estaba hablando. En el cruce de miradas, se dieron cuenta de que ninguno de ellos tenia ni idea de la historia que estaba montándome en mi cabeza.

-Bueno, da igual. La cosa es que tal vez deberíamos contactar con un especialista en estos temas...

-¿Te refieres a un médico o algo por el estilo?- se incomodó Max

-No, me refiero a alguien que tenga una idea de qué poder hacer contigo para que vivas de forma pacífica y honrada en algún lugar dónde no hagas daño a nadie

-Intento no hacer eso... pero no soy consciente de ello cuando adopto mi forma de hombre-lobo

-Lo sé, por eso necesitas un guía... Y he pensado en mi amigo Jacinto Molina

Sin mediar más palabras, cogí mi móvil y busqué el nombre de Paul Naschy en la agenda

-Hola bonita... ¡que grata sorpresa tu llamada!- recibió Naschy al otro lado del teléfono

-Hola señor Jacinto... verá, tengo un pequeño problema con un licántropo y como bien sabrá usted, no es algo que se pueda comentar con cualquiera.

-Tráemelo... veremos que podemos hacer...

-Muchas gracias señor Naschy... No sabe el peso que me quita de encima haciendome saber que va a encargarse del nuevo Waldemar Daninsky. Le tendrá usted en Madrid este mismo fin de semana, se lo prometo

-Gracias a ti... tengo entre manos un nuevo proyecto cinematografico que tiene que ver con el personaje. Me será muy útil... Por cierto... ¿sigues escribiendo?

-Siempre que puedo. Ya le llamo para ultimar detalles.

En el tiempo que había invertido en mi llamada, Max había tenido tiempo de vestirse e intentaba escapar, pero mi Máster también se percato de ello y ya le estaba acorralando para poder reducirle.

-Tengo que ir a Madrid a hacer una visita editorial con un dibujante... podría acompañarme este lobezno...

-Claro... confío en que se portará bien.

Max, los ojos coléricos, me escupía odio a través de su mirada mientras apretaba más y más los dientes sobre el calcetín sudado que tenía como mordaza.

A lo largo de la semana, me dediqué a redactar una carta para los padre de Max, para que no le echaran en falta. En ella les explicaba como habían acontecido las cosas y, que había puesto a su hijo en manos de un especialista que se encargaría de ayudarle en su búsqueda espiritual del yo, el hombre y el lobo. Naschy me había dicho que podía recibir todas las visitas que quisiera y también les informé de eso.

No obtuve respuesta, con la cual cosa pensé que seguramente les había quitado un gran peso de encima y que tal vez ahora empezarían a respirar tranquilos en sus patéticas vidas.

El viernes por la tarde me sentía muy sola.

Caía una fina llovizna sobre la ciudad. Llovía igual en toda la comarca. Me dio rabia no haberle pedido a John su teléfono para poder llamarle en momento como aquél, en los que necesitaba alguna compañía semi-desconocida, semi-fraternal.

Después de pensarlo hasta grabar mi silueta en la pared de mi habitación, cogí las botas de agua y un chubasquero cutre que guardaba de cuando había ido a Port-Aventura con mis padres, y salí de casa.

Me dirigí al lugar donde había pasado la noche hacía una escasa semana. No recordaba el timbre, así que decidí picar a todos para que algún vecino me abriera por el interfono y así poder mirar en los buzones.

Pero en los buzones tampoco había rastro alguno de John. Me daba rabia no poder recordar aquello detalles de la noche que había pasado allí. Resignada me senté en la escalera y empecé a creer que todo había sido un sueño, una artimaña, una maniobra mental mal hecha que había dado paso a una alucinación tan real que me la había acabado creyendo.

Después de que el culo se me quedará frío del mármol de los escales, decidí que esperaría a que mi Máster volviera para pedirle el teléfono de su amigo y agradecerle que me echara una mano durante mi borrachera.

El lunes, el Máster ya estaba en Lleida y, después de que yo saliera del instituto, le invité a merendar a mi casa.

Me dijo que a Max le había encantado la residencia de Jacinto Molina y que habían hecho muy buenas migas. Luego me habló de su entrevista editorial con un chaval que prometía ser el nuevo Esteban Maroto del arte pictórico y gráfico. Y tras esto estuvimos hablando de tonterías típicas entre amigos.

Cuando me despedía de él en mi portal, me di cuenta de que no le había llegado a preguntar por su amigo John.

-Oye Máster, me darías el teléfono de John... para agradecerle que se quedara conmigo el viernes.—

-John ya no esta en Lleida- dijo sentenciando – Se ha ido y no creo que vuelva en mucho tiempo.

Cerré la puerta dejando a mi amigo tras ella. Con las manos en la cara, me apoyé en la pared y me dejé resbalar hasta el suelo...Y se me escapó una lágrima, y luego otra y otra, y lloré. Porque las heroínas también lloran.

FIN

10 comentarios:

Mademoiselle Fox dijo...

Necesito que comentéis...
Es la primera vez en mi vida que termino algo a conciéncia.
Doy por superada una fase de mi maduración, aunque solo sea mediante terminar una mera historieta de mierda en un penoso blog... Subidme el ego, anda!

Kalitro dijo...

Pensaba que la historia iba a continuar.

Pelín deus ex machina Master, pero bien, tiene bastante gracia.

A ver si haces otra, pero más elaborada.

Mademoiselle Fox dijo...

Te iba a dar un mini-punto por ser el primero en comentarme pero... ¿no puedes decirme algún día algo bueno?
Reconoce que tengo algún que otro as escondido en la manga ;)

Anónimo dijo...

bien, ahora mismo no se me ocurre nada brillante que decir... pero la historia me ha gustado bastante, al principio me parecia un poco flojilla, pero capitulo tras capitulo se iba poniendo mas interesante la cosa... y a mi el master me encanta xD

espero poder disfrutar de mas aventuras de mademoiselle fox pronto.

un saludo

Alstan dijo...

La verdad que está muy bien. Coincido con Kalitro lo de que acaba un poco Deus Ex Machina, pero entra bien, es agradable y diverido. Y de gratis

Esperando el próximo.

Mademoiselle Fox dijo...

Es que el Máster es Dios. ¿No lo sabíais? Ah, claro, es que no le conocéis...

Anónimo dijo...

Me pasaron tu blog y me enganché a la historia enseguida a la vez que me enamoré de John...
Yo hoy también he llorado...
John vueeeeelve!!!
Felicidades!! Seguiré pasándome por aquí!

Anónimo dijo...

Ets la number one.
He dit.

Mademoiselle Fox dijo...

John existe, esta soltero y tiene sus cositas de capullo integral... cuando quieras te lo presento :Þ

(Preparando más Creepshow...)
La siguiente temporada se va a llamar:
OUT OF TIME FROM OUT OF SPACE

Anónimo dijo...

Me ha gustado un montón tu historia, espero con impaciencia la próxima (espero que sea pronto)

Besos!!!