viernes, 18 de julio de 2008

Summer Edition-CAPÍTULO 10

-¿Cómo tiene usted eso, señor Fernán?
-Llegó a mis manos en un mercadillo de antigüedades, en un puestecito donde venden postales, libretas usadas, cartas ajenas… Es un puesto curioso
-¿Lo ha leído?- pregunté ruborizada señalando el diario que Fernán no soltaba
-De cabo a rabo…- contestó haciéndose el interesante.
Años atrás me había dedicado a apuntar en aquel diario todas y cada una de las chorradas que pasaba por mi mente. Las páginas estaban repletas de reflexiones absurdas y existencialistas cavilaciones sobre mi vida, sobre la gente que me rodeaba, sobre las cosas que me gustaban… Eran datos muy íntimos, personales.
-Me parece horrible que haya puestecillos así en un mercadillo… - estaba indignada por el hecho de que un desconocido hubiera tenido el derecho de leer toda aquella sarta de banalidades y tonterías que se escriben en la adolescencia.
-No es tan horrible… ¿Quieres hablar sobre el interés que me engendraron tus páginas?
-Me da un poco de vergüenza- admití mientras miraba al suelo
Otra persona cualquiera en mi caso, le hubiera arrebatado a aquel editor de poca monta el diario de las manos y hubiera abandonado el bar. Pero a mí, la curiosidad me retiene, me lleva, juega conmigo… y hasta que no llego al epicentro del asunto que estoy tratando, no puedo moverme de la silla, por muy básico que sea el instinto de supervivencia.
-Bien, señor Fernán, entonces… ¿qué quiere de mí?
-Ya te lo he dicho: que escribas para nosotros un libro sobre tu forma de ver la religión. Quiero que imprimas en él toda tu pasión, todas tus emociones, todo lo qué te dé por pensar cuando sientes la fe…
-Le repito que no soy creyente, que a mi la fe…
-Tienes fe, puedo sentirlo…
Le miré con cara de duda y extrañada. Tal vez no fuera tan malo escribir para Lux Perpetua.
-Escribirás con un pseudónimo y te pagaré por adelantado cada mes unos 200 euros. Los derechos serán de Lux Perpetua y no podrás venderlos o publicarlos en cualquier otro lugar -ultimó.
Quise proferir un grito de emoción. ¡Por fin alguien iba a pagarme por lo que escribía!
-Y si me gusta lo suficiente tu trabajo, te devolveré esta libretita- terminó mientras la guardaba.
Por el momento solo había conseguido ver mis líneas impresas en periódicos de escasa repercusión y en un par de revistas de música en las que colaboraba.
Solamente aquel editor loco que tenía delante, se había aventurado a pagar por mis palabras… era una oportunidad que no podía desechar.
Sin firmar contrato alguno y pidiéndome el número de cuenta para ingresarme la cantidad acordada en el próximo día laborable en que los bancos estuvieran abiertos, concluimos nuestra productiva cita. Nos dimos los teléfonos mutuamente y decidimos mantenernos en contacto para ir informándole sobre las novedades que acontecieran en la redacción del libro que me encargaba.
Al salir del Antares, me llegó un mensaje. Alguien me había llamado. Era el master. Sin más preámbulos le llamé:
-Ei master, que pasa contigo!- saludé – desde que me salvaste el culo en la segunda temporada (véase la temporada llamada MAX), no habías vuelto a aparecer por el blog.
-Pues nena… tengo algo que decirte…
-Sí, tranquilo, ya sé que John esta de vuelta en la ciudad y que además tiene novia.
-Aham…- dejó caer el master como para que yo siguiera hablando.
-Casi se me había olvidado el asco que le tengo al “parejeo”, hasta que les vi, allí, cogiditos, acaramelados al son de la música de B.B King- diciendo esto me di cuenta de la envidia que me daban.
-Laura…
-Eh, que no he terminado de darte las buenas nuevas- quise seguir para quitar de mi mente la imagen de John con aquella chica- ¡Me ha contratado una editorial para que escriba un libro!
-¿Sobre qué?- quiso saber.
-Sobre religión…- y se hizo un extraño silencio al otro lado que me dejó pensativa- Master… ¿para qué me llamabas?
-Bien, por fin has cesado tu incontinencia verbal… ya sabes que hablar sin parar no significa comunicarse…- sentenció.
-¡Qué borde eres cuando quieres!- repliqué
-Carapene…- a veces solía llamarme así- ¿estás lista?
-Claro, dispara- aquello tenía pinta de ser un rumor de los gordos o un cotilleo súper importante.
-Me caso.

3 comentarios:

Kalitro dijo...

¡Oh, admítelo, todo esto es un guiño a los posibles editores que pasen por el blog!

Lo de "...tienes fe." ha sonado a rollito sectario jedi. Por favor, quiero que el editor aparezca alguna vez disfrazado de pollo e invocando a Coatlicue.

Anónimo dijo...

Muchas líneas argumentales tiene esta historia, va a haber un pelotazo sonico donde se junten todas ellas?
PD: maquinaaaaa

Anónimo dijo...

mademoiselle es demasiado impulsiva a veces... a ver si al final la van a joder por todas partes.. :( a mi el asunto este del editor... pse no me fio, todo es demasiado bonito..