viernes, 10 de octubre de 2008

Summer Edition-CAPITULO 19

Al día siguiente, por la tarde, cuando me vi liberada de mi resaca de vino rosado Faustino VII, me propuse llamar a la Nicole:
-Tía, mátame. Creo que me he liado con un vampiro
-Anda ya, no quieras acaparar la atención de la conversación- se impuso- Me va genial con el chico-deseo, gracias
-Perdona, es verdad, ni siquiera te había preguntado…
-No pasa nada. ¿Y eso del vampiro?
Le conté a mi amiga los hechos de la tarde-noche pasada. Nicole asentía al otro lado del teléfono.
-¿Te aburro?- le pregunté
-No, perdona, tengo que dejarte. Me llaman por la otra línea.
Y diciendo esto me colgó. Supuse que estaría ocupada haciendo otras cosas que requerían su atención más que yo o tal vez esperaba alguna llamada importante de la que no me había hablado.
Me quedé un rato mirando por la ventana, pensativa, cagándome en la vida. Entonces sonó mi móvil.
-¿Si?
-Neni, soy la Nicole. Me ha llamado el master por la otra línea- aquello me llenó de ilusión- Ha venido a vernos, esta en Lleida.
-Fantástico, porque tengo muchas cosas que tirarle en cara.
Colgando el teléfono, me vestí para dirigirme a casa del master a darle una sorpresa. Con las botas calzadas, mis pies caminaron hasta donde había vivido el master antes de irse a vivir con su novia. Recordé las tardes que habíamos pasado en su casa viendo películas, trasteando con libros de ilustraciones de Bisley, jugando con los muñequetes de Jim Henson…
Cuando llegué al portal, piqué al timbre:
-Hijo de perra, ábreme!!- le grité por el interfono.
La puerta se abrió sin un misero “sube”.
El ascensor no funcionaba, así que tuve que subir por las escaleras. Cuando llegué, el master había dejado la puerta abierta y se oían voces dentro. Al acercarme más, me di cuenta de que la que estaba dentro era la Nicole.
-Estamos aquí reunidos…- empecé a decir solemnemente…
Mis amigos me abordaron en un abrazo de oso a tres bandas.
-Hemos pensado ir a dar una vuelta por el Arnau de Vilanova y a fumar un poco por allí…- propuso el master.
-Me parece bien, tienes que ponernos al día- dijo la Nicole.
-Y nosotras a él…- dije mirando a mi amiga que hacía cara como de no querer contar que habíamos encontrado un jardín secreto.
Así pues, salimos de casa del master en dirección al hospital Arnau de Vilanova. Delante del hospital y a mano derecha, hay un parque de hierba donde te puedes tirar y desde el cual se pueden ver, de vez en cuando, las esquivas estrellas en el cielo nocturno.
Llegamos y nos tiramos en la hierba bajo unos árboles. Cada uno se lió un peta…
-Os hecho de menos- sentenció el master.
Y se hizo el silencio.
-¿Lo habéis oído?- preguntó la Nicole
-Yo oigo silencio y los coches que pasan…
-No, enserio…- se puso seria- ¿No lo has oído master?
-Sí… parecía que venía de detrás…
Levantamos nuestras espaldas del suelo y nos pusimos en posición de felinos al acecho. Entonces sí me percaté de la presencia de algo.
Unos matorrales se movían como si hubiera un animal atrapado en ellos. Un animal muy grande…
-Vamos master, tu eres el más fornido de los tres- le dije- además, tienes experiencias con licántropos ya…
-Todos a una – dijo la Nicole.
Y nos abalanzamos como leones sobre el seto…
-¿Qué? ¿Qué coño hacéis?- dijo una voz que provenía de la persona que intentaba zafarse de nuestras manos.
Era el Jesús Segura, el columnista de sucesos de El Segre. Tenía el pelo lleno de hierbajos y llevaba una grabadora en la mano y una cámara de fotos colgando al cuello.
-¿Qué haces aquí? ¿Nos espiabas?- le pregunté.
-No, claro que no…, no soy ningún voyeur – se irguió henchido de orgullo por no ser un voyeur.
-¿Entonces? ¿Qué hay aquí interesante para tu columna?
-He recibido una llamada…- dijo como queriendo ocultar algo.
-Master…- miré al master que ya cogía al Jesús del cuello y levantaba un puño.
-¡Habla maldito!- le espetó la Nicole para terminar de cerrar el círculo mafioso que formábamos.
-Bien, bien…- se acojonó el periodista- tengo indicios de que el vampiro se encuentra por esta zona… como ya sabes, le sigo la pista.
Eso me hizo recordar que justo el día anterior, creí haber besado a un vampiro.
-Suéltale, master, esto nos interesa…
La Nicole y el master se rieron de mi reacción.
-Jesús, no tendría que hacerlo, pero te lo voy a contar- le propuse- siéntate y disponte a escuchar como si yo fuera un elfo y esto The Bard’s Song de Blind Guardian.
Le expliqué toda la historia: como había conocido a Ángel, el hecho de que quedáramos y lo de los colmillos del día anterior.
-No me sirve de nada la información que me das…- me dijo el reportero dejándome con cara de póker- podrías estar perfectamente confundida.
-Aleluia- dijeron mis amigos al unísono.
-Si es que hace falta que se lo diga alguien ajeno para que lo vea- aclaró la Nicole.
Asentí. Tenían razón.