miércoles, 22 de octubre de 2008

Summer Edition-CAPITULO 22

Desperté al día siguiente habiendo dormido demasiado. Ya tenía el estómago y la cabeza más apaciguados. Me sentí con ánimo de comprobar si las sospechas que se habían despertado en mí la noche anterior eran ciertas: ¿Era Ángel el vampiro? ¿Era real lo que veíamos o vivíamos en el extraño jardín secreto que nos habíamos agenciado? ¿Me sentiría bien o mal si hubiera acabado con el vampiro?
Me dispuse a darle respuesta a esas preguntas, por orden, una tras otra. Pero antes de enzarzarme de lleno en la nueva aventura y mis pesquisas, debía hacer algo normal, con sentido común, para no perder la cabeza.
Se me ocurrió ir a mirar a la cocina para ver si faltaba algo de comida. Había de todo lo necesario para saciar mi hambre cuando me entra la gula después de fumar: magdalenas, sobaos, chocolates varios, té, SevenUp, quesitos Kiri, palitos de pan, patatas varias, palomitas, jamón dulce, queso y más queso…
Voilá! Me faltaba el pan Bimbo, que es untable con todo tipo de cosas y que te permite hacer sándwiches de todos los colores.
Me calcé y me puse la ropa para salir de casa. Cogí las llaves y el dinero y me propuse ir a comprar el bienamado pan Bimbo con todo el sentido común que la situación requería.
No había puesto un pie en la calle cuando me asaltó una visión: el culo de un Honda Civic rojo estaba estacionado enfrente de mi portal.
Con precaución, saqué primero la cabecita para mirar lo que me esperaba: perder el sentido común con el que me había levantado.
Alguien me tapó los ojos por detrás… Llevaba algo en la mano que me rascó y me zafé del abrazo...
-¿Qué coño…?- dije mientras intentaba ver quien me había tapado los ojos.
Era Ángel. Casi no reaccioné. El sol me daba de lleno en la cara y no le veía bien del todo…
Le abrí la boca para comprobar que tenía todavía los colmillos en su sitio y le quité las gafas de sol para corroborar que no estaba ciego y que sus ojos eran normales.
Entonces le agarré con fuerza la cara y le besé, con pasión, alegrándome de que no fuera él el vampiro, alegrándome de no haberle hecho daño… El momento perfecto para decir “Gracias a Dios que estás vivo”, como las madres en las películas de niños secuestrados.
Mientras le abrazaba con todas mis fuerzas, pasó una nube que tapó el espléndido sol que brillaba en el cielo y eso me hizo pensar: si Ángel no era el vampiro… ¿entonces quién? ¿Existía realmente tal criatura?
Seguramente todo era producto de mi imaginación y había fumado demasiados porros hasta la fecha.
Cuando conseguimos separarnos, pude ver que Ángel portaba consigo una rosa…
-Esto... es para ti- dijo tímidamente.
-Eh… gracias- la situación me había descolocado un poco, pero enseguida reafirmé mi mente- ¿Qué haces aquí?
-Pues verás, ayer cuando me llamaste, me quedé preocupado por si estabas bien, así que cogí el coche y me planté aquí…
Yo seguía su explicación desde muy cerca…
-Como todavía era de madrugada, he estado paseando por aquí y he visto un rosal y me he dicho “Voy a regalarle a mi Mademoiselle una rosa para que se sienta mejor”.
El cielo se abrió quedando despejado… Ángel, era realmente un ángel…
Había venido a salvarme con todo el cariño y la ilusión del mundo y yo, egoísta y patética, había estado dejando vagar mi mente por los inhóspitos parajes de la locura en la que me estaba viendo rodeada.
Tras esta reflexión, le dije a Ángel que me llevara lejos, muy lejos…
Rodamos por la carretera hasta Torrefarrera, dónde habita mi amiga Pablo (ver capítulos de Max). Este no estaba en casa, así que le dije a Ángel, que me llevará hasta la Pastisseria dels Germans Ribes, donde hacen un pastel de crema quemada y pasta de hojaldre que te mueres.
Compramos un pastel y tras eso, me llevó a comer al La Tagliatella, un Ristorante Pizzerie desde el que, para lástima mía, podía verse el portal del piso de John.
A pesar de que hacía un día estupendo, le propuse a Ángel que nos acomodáramos dentro, soltando como excusa que la Plaça Ricard Vinyes es un sitio muy céntrico y seguramente pasaría gente a la que no me apetecía saludar. Y de todas formas, no era del todo mentira.
Tuvimos una comida íntima e interesante, pero esta vez, la acompañamos con lambrusco.
Cuando llegaron los postres (deliciosos), ya empezaba a notar la chispa del alcohol en mis mejillas. Mis manos se habían unido a las de mi acompañante y solo podía mirarle a los ojos: unos ojos que cambiaban de color según la luz, ahora eran verdes, ahora marrón claro… Tenía unos ojos preciosos en los que nunca había reparado.
-Ángel…- dije su nombre melosamente.
-Dime…- contestó levantando la cabeza
-Quiero enseñarte algo…
-¿Aquí?
Negué con la cabeza.
Me apetecía compartir con él el secreto del jardín, aunque no sabía lo que pensaría de mi si se lo mostraba.
Pagamos la cuenta y volvimos al Civic. Le dije que condujera hasta el sitio dónde nos conocimos.
Por unos momentos, creí que le rondaban pensamientos eróticos por la mente, mezclados con el suspense de que no sabía todavía lo que iba a enseñarle…
Pero si a él le rondaban pensamientos guarros, yo ya andaba merodeando por los reinos de Morfeo con los ojos abiertos…
Pensaba en casarme con él, vivir juntos, tener una vida estable y normal… en definitiva, convertirnos a los dos en la pareja ejemplar.
Cuando llegamos al sitio, cogí el pastel que había guardado en el asiento trasero.
-¿Nos vamos de picnic?- preguntó impaciente.
-Ya lo verás…
Nos adentramos en el bosque entre la maleza. Íbamos cogidos de la mano y yo le llevaba a él…
-¿A dónde vamos?
-Déjate llevar, Ángel…
Entonces llegamos a la puerta y la abrí triunfal.
Cómo por arte de magia, había aparecía una capa de hierba verde y luminosa cubriendo el jardín. Había plantas que ya empezaban a brotar. La naturaleza era preciosa y la Nicole había hecho un buen trabajo en pago por su deseo cumplido.
Lié un peta y lo encendí. Luego se lo pasé a Ángel que, para sorpresa mía, lo aceptó y fumó conmigo.
Me pasé horas contándole la historia del lugar y todo lo que allí había pasado. Más tarde nos entró hambre y nos sentamos en las escalinatas de las ninfas a comernos el pastel.
Las horas pasaban demasiado deprisa y estaba disfrutando del momento. No quería que Ángel se separara de mí…
-Cariño… ¿nos quedamos a dormir aquí?- propusé
-Cómo quieras, pero déjame ir a buscar una manta al coche, que cuando caiga la noche plena, nos vamos a helar…
Le dejé ir con una sonrisa en los labios mientras me encendía otro porro.
No le esperé despierta. A las tres caladas, me invadió la morriña y me quedé dormida allí en una postura extraña que luego se fue tornando en normal.
Unos momentos más tarde, noté la presencia de Ángel, que me tapaba y se abrazaba a mí.
Nos quedamos dormidos como lirones…Y despertamos de madrugada ¡con un cadáver encima!

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que envidia mas sana me ha cogido leyendote....
Lástima lo del cadaver...

Besos preciosa!!

Anónimo dijo...

vaya final mas inesperado, con lo dulce que es todo el capitulo... no has puesto la música!!

Anónimo dijo...

coño ahora me he quedao a cuadros eh... Blanco y negro en solo dos frases. Estoy planteandome de enviar el creepshow a las pantallas y que la protagonista femenina sea Monica Bellucci jeje.
Y quien sera el cadaver...

Anónimo dijo...

Tiaaaaaaa!!! Molt guai la història!! Sàpigues que m'he enganxat des del primer capítol (i merda, q primer m'he equivocat i m'he llegit la q no és summer edition q ara mateix no penso mirar com es diu i joder, s'acaba així a traïció, me cagun tu!). Bueno, lo q et deia, q m'està molant molt, q escrius molt bé!!!! I q tinc ganes de llegir el següent capítol ja! Molt ànims i un petonet des de lluny!!

PS: al civic no s'hi pot beure ni menjar ni follar ni fumar, no? Una gran llàstima...

Anónimo dijo...

per cert!! el moment rosa surprise just sortir de casa... mmmmmmmmm M'agrada aquest Àngel i la seva manera de fer...

Mademoiselle Fox dijo...

Record!!!
Altanto que la senyora Mireia s'ha llegit el blog en un puto dia.
Un punt per tu i un petó cap a Asturies!

Anónimo dijo...

oleeeeeeeeeeee!! jajajja

Kalitro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kalitro dijo...

Hay que tener mucho porte para regalar unas rosas y quedar bien.